El 4 de septiembre, Marte entró en Cáncer, donde permanecerá hasta el 18 de abril de 2025. Generalmente, Marte transita un signo durante seis a siete semanas; sin embargo, debido a su retrogradación, esta vez estará 23 semanas en el signo de la Luna.
Marte no solo estará en Cáncer cuatro veces más tiempo de lo habitual, sino que también estará retrógrado y en un signo donde se encuentra en "caída" o "depresión". Para los astrólogos tradicionales, cada planeta tiene lugares en el cielo (signos) donde se siente funcional y poderoso, y otros donde se siente desterrado y sin campo de maniobra. El sistema que determina esta relación entre planetas y signos se llama "el sistema de dignidades y debilidades", y nos ayuda a entender el comportamiento de los planetas en determinados signos.
El sistema de dignidades y debilidades
El sistema de dignidades es extenso y ofrece múltiples formas de determinar la potencia de los planetas en los signos. Sin embargo, nos enfocaremos en las dignidades y debilidades esenciales (Domicilio, Exaltación, Detrimento y Depresión) para entender por qué Marte está literal y metafóricamente "deprimido" cuando está en Cáncer.
Guido Bonatti, astrólogo y celebridad intelectual del Renacimiento italiano—tan famoso que aparece en el Inferno de Dante—nos ofrece la siguiente analogía para comprender este sistema:
Domicilio: cuando un planeta está en su propio signo es como un rey en su propio reino; tiene la autoridad para hacer lo que desea. Es el capitán de su propio destino, tiene dominio, control y responsabilidad"1
Planetas en domicilio:
Sol en Leo
Luna en Cáncer
Mercurio en Géminis y Virgo
Venus en Tauro y Libra
Marte en Aries y Escorpio
Júpiter en Sagitario y Piscis
Saturno en Capricornio y Acuario
Exaltación: cuando un planeta está en un signo particular que exalta sus cualidades, es como un magistrado de alto rango en un reino. No tiene el poder total del rey, pero tiene honor, reconocimiento y puede decidir qué dice la ley, dándole una amplia esfera de influencia.
Planetas en exaltación:
Sol en Aries
Luna en Tauro
Mercurio en Virgo
Venus en Piscis
Marte en Capricornio
Júpiter en Cáncer
Saturno en Libra
Detrimento: cuando un planeta está en el signo opuesto a su domicilio, es como un exiliado; no es parte del sistema, no tiene autoridad, no habla el idioma, es un outsider.
Planetas en detrimento:
Sol en Acuario
Luna en Capricornio
Mercurio en Sagitario y Piscis
Venus en Escorpio y Aries
Marte en Libra y Tauro
Júpiter en Géminis y Virgo
Saturno en Cáncer y Leo
Depresión: cuando un planeta está en el signo opuesto a su exaltación, es como si se hubiera caído. Hay una connotación de que en algún momento tuvo poder, pero ahora ya no lo tiene; no es respetado, es como si estuviera en la cárcel.
Planetas en depresión:
Sol en Libra
Luna en Escorpio
Mercurio en Piscis
Venus en Virgo
Marte en Cáncer
Júpiter en Capricornio
Saturno en Aries
Marte en Cáncer está en depresión, lo que significa que se siente irrespetado y atado en este signo; como si le hubieran quitado sus armas, dejándolo a la deriva, obligado a encontrar otra manera de expresar su fulgor.
¿Cómo tiene que aprender a expresarse Marte ahora que no tiene sus armas?
Cuando un planeta está en un signo está encargado de transmitir los mensajes de ese signo. En este caso Marte tiene que hablar el lenguaje de Cáncer, el signo de la luna y del cangrejo. Debe aprender a ser indirecto como la luna y evasivo como el cangrejo; a atacar con su misterio. El guerrero debe pasar de encarar y pegar de frente a moverse de lado, cambiar de forma y atacar emocionalmente a su contrincante.
La Luna no genera su propia luz, la refleja. Necesita el sustento de una fuente poderosa y estable como el Sol, que no se debilite por su absorción constante de energía. Entonces, cuando Marte, independiente y rebelde, tiene que ser como la Luna, dependiente de la potencia de otro, cuando tiene que reflejar en lugar de ser, siente que ha perdido algo: su capacidad de autogestión.
Durante este tránsito, nuestro ímpetu no estará a nuestra disposición como lo ha estado antes; tendremos que encontrar otras maneras de ganar sin usar tanta energía corporal, de atraer en lugar de conquistar.
Este tránsito nos ayudará (u obligará) a forjar una manera distinta de usar el poder: una manera tácita pero tenaz para obtener lo que queremos.
Para no sentirnos frustrados y atrapados estas 23 semanas, hay que inclinarse desde ya en la manera de operar de Cáncer, sentirla, habitarla, comprenderla para no dejar caer nuestra pasión y energía en las trampas succionadoras de la Luna.
¿Qué es la Luna?
La Luna en astrología helenística es fría, húmeda y femenina. Es el astro que más rápido cambia de signo, rigiendo las fluctuaciones de la materia, del cuerpo y las circunstancias.
Si el Sol es la fuerza eterna, que sale todos los días por el este y se oculta por el oeste, rigiendo lo inmortal e inmutable, la Luna es lo contrario: es la entropía, el caos, la variación. Si el Sol es el espíritu, la Luna es el cuerpo, la versión metafórica del espíritu, la imagen que lo absorbe y lo refleja.
Así, la Luna es la regente de todas las imágenes misteriosas que custodian ideas universales: los sueños, la locura, el cine, los poemas, el arte; espejismos nocturnos que nos seducen con su enigma y con su verdad.
¿Qué es Cáncer?
Cáncer, el único signo regido por la Luna, es el primer signo de agua y, en las primeras concepciones del zodiaco, marcaba el comienzo de este; el signo que abría la puerta a la encarnación del espíritu en la materia. Cáncer es un nacimiento, un manantial; es el signo de donde brotan las primeras semillas que dan luz a la vida: el feto, la idea, la inspiración.

Así que Cáncer prioriza el cuidado, se protege a sí mismo, se retrae, caminando de lado o hacia atrás como el cangrejo pues lo que carga dentro de su caparazón es la sensibilidad de la vida, de un bebé, de cualquier inicio. De hecho, laboratorios neurológicos estudian las colas de los cangrejos porque tienen las neuronas sensoriales más grandes de todos los animales.
El proceso de gestación de una vida o una obra no solo implica cuidado sino también paciencia: esperar mientras que la cosa cambia mil veces de forma. El proceso creativo se trata de “aferrarse a algo inefable que se retuerce y transforma hasta que emerge como una imagen estable”.2
Cáncer es un signo tanto ambiguo como protector; como el cuerpo de la mujer, es un témenos, un terreno delimitado y consagrado3 que preserva vida y suscita enigma. Su temperamento oscila, alza las mareas, es esquivo y niega un lado de su rostro, enloqueciendo y fascinando, pero también calma, enraíza, abraza, como la Luna que estabiliza la Tierra mientras gira sobre su eje.
La Luna, como la mujer, es “horizontal por naturaleza”, es pasiva no activa, rige la noche, la cama, el sexo, la casa: los nidos a los que volvemos, los pechos sobre los cuales nos acostamos y absorbemos el líquido de la vida.
Cáncer es el hogar, el mundo interior, porque es en las esferas más íntimas donde se contiene lo vulnerable, donde nos alimentamos de lo crucial y volvemos a nosotros mismos.
Es un signo introvertido, que necesita la soledad para encontrarse, para regresar al estado de apertura, inocencia y unión total con la fuente universal.
Cáncer tiene un pie en el mundo material y el otro en la profundidad emocional, en el reino de los sueños, en el líquido amniótico, en lo que es mitad oculto.
¿Qué quiere Marte en Cáncer?
Marte en su esencia es la fuerza bruta; es demasiado arrebatado y literal para captar las sutilezas lunares.
Así que, cuando el guerrero debe hablar en el lenguaje onírico y matizado de Cáncer, tiene que purificar su brutalidad para poder penetrar las profundidades del signo, para caber entre las grietas y los angostos hoyos donde vive el cangrejo.
Al comienzo de este tránsito, podemos sentir que la manera de Marte de confrontar lo Cáncer—la familia, las emociones, lo vulnerable—es exagerada, de mano dura e imprecisa. Podemos experimentar explosiones salvajes de inspiración, de fiebre artística, de “deseos que se pliegan como un acordeón de auroras boreales en la sangre”.4
Pero también podemos vivir guerras encubiertas, campañas pasivas de odio y veneno, reacciones emocionales desmedidas, hipersensibilidad a las necesidades del yo animal, a nuestros miedos y apetitos.
A Marte en Cáncer se le va la mano: lidia con las emociones de forma agresiva, cuida la abundancia del corazón con un puñal, asfixia cuando abraza y protege matando.
Sin embargo, reprimir la rabia, negar a Marte, puede enloquecernos durante este tránsito, trayendo consigo todo tipo de síntomas, haciéndonos sentir más cansados de lo normal, drenados, claustrofóbicos, fácilmente irritados por los más cercanos, sensibles como un bebé a los estímulos externos.
Hasta que no encontremos la forma de desfogar nuestra agresión, de depurar los miedos y refinar la fuerza, podemos experimentar síntomas de rabia reprimida: sentirnos necesitados, parasitarios, envidiosos, pasivo-agresivos, amargados, quejumbrosos.
Estos síntomas son señales de que debemos limpiar nuestros templos lunares—nuestros cuerpos, emociones, sensaciones, temperamentos, casas, familias, etc. Son mensajes que nos están mostrando que hay algo dentro de nosotros que atacar, algo en nuestro interior que nos punza y que estamos viendo reflejado afuera.
Marte tiene que aprender a escuchar estos llamados difusos de la Luna, a desarrollar el instinto materno que sabe qué necesidad básica se articula detrás de una pataleta, o qué hay detrás de una mentira, de una mala cara o de una enfermedad. Cáncer quiere que metaforicemos el síntoma, que entendamos el cuerpo como un vehículo para el alma. Que si el cuerpo pide descanso, sepamos qué es el alma que está cansada. Que si el cuerpo se resiente, es el alma la que necesita perdonar. Que si el cuerpo se enferma, es el alma la que necesita sanar.
Y es cuando aprendemos a leer este lenguaje materno, a interpretar los síntomas como si fueran metáforas, nos volvemos intencionales en nuestro actuar, atacando la raíz de los problemas.
Este tránsito nos obliga a usar la magia, la adivinación, el sexto sentido, las fuerzas energéticas para ver el veneno que supura desde nuestro interior y, desde ahí, extraer el antídoto.
David Lynch, un Marte en Cáncer ejemplar
Un artista que tal vez entiende mejor que nadie la potencia onírica de Marte en Cáncer es David Lynch, quien tiene Marte en Cáncer en su carta natal.
David Lynch, cineasta conocido por su lenguaje visual surrealista y sus escenas extraídas directamente del inconsciente, escribió un libro sobre meditación, conciencia y creatividad donde dice: “Las ideas son como los peces. Si quieres pescar peces pequeños, puedes quedarte en aguas poco profundas. Pero si quieres pescar peces grandes, tienes que ir más profundo. En las profundidades, los peces son más poderosos y puros, enormes y abstractos. Y son muy hermosos.”5
Es en las profundidades oscuras, en las carreteras solitarias y frías del océano y de nuestros sueños, donde no hay oxígeno, donde los tímpanos se rupturan y los ojos no ven, que podemos llegar a la verdad, a la imagen primordial.
En sus películas, Lynch nos muestra todo tipo de peces enormes y abstractos, de criaturas mórbidas, de “figuras grotescas, enclenques, extravagantemente poco atractivas, cargadas de un dolor desproporcionado”6 que nos revelan el lado oculto de la Luna, la bestialidad, la deformidad, la pudredumbre de nuestros cuerpos y de nuestras emociones.
Lynch es un experto en crear ambientes ultrafamiliares—suburbios, colegios, pueblitos—cuya pátina de cotidianidad es amenazada por una neblina que oculta y promete un mundo detrás del mundo, unos cráteres por donde fácilmente podemos caer hasta llegar a sótanos bizarros, a una intimidad psíquica donde todo lo extraño ocurre sin contexto.
Las películas de Lynch son “expresiones de ciertas partes ansiosas, obsesivas, fetichistas y limítrofes”7 de nuestra psique. Son espejismos lunares, fríos y distantes, que con su belleza mórbida nos incitan a lidiar con las partes más enfermizas de nuestra existencia.
David Lynch entiende que, para ganar la verdadera batalla, hay que ir más allá del velo.
Y precisamente eso es lo que quiere Marte en Cáncer: que usemos nuestro vigor para pescar lo recóndito, lo arisco, lo que nos elude, nos encanta y nos intoxica.
Cuanto más literales, bruscos, gruesos y crudos seamos en la manera en que vamos por lo que queremos, menos encontraremos las criaturas sutiles que contienen la carne que verdaderamente nos nutrirá.
Este tránsito es una oportunidad para aprender a movernos en la noche, con suavidad y silencio, para llegar a la imagen que opera detrás de los conflictos, de los llantos, de los reclamos, de la crueldad.
La agenda de Marte en Cáncer es como la agenda de una película de Lynch: “esencialmente teleológica; intenta de diversas maneras ‘despertarnos’ o hacernos más ‘conscientes’.”8
¿Qué pasa si vamos más allá del reflejo automático de devolver el golpe para detenernos a interpretar lo que se refleja en el charco de sangre derramada? ¿Qué pasa si vamos detrás del veneno? Si entendemos su color y su reclamo. Si encontramos la motivación real detrás de los ataques propios y ajenos.
Si nos atrevemos a pescar en las profundidades, al final de este tránsito podemos llegar a la genialidad del niño, a esa apasionada interioridad que le permite a David Lynch explorar la oscuridad sin perder su jovialidad.
Solo quienes conocen íntimamente su maldad pueden vivir verdaderamente ligeros. Es cuando uno ha visto lo más grotesco que realmente se puede reír.
Horóscopos
Para entender en qué área de tu vida puedes experimentar frustraciones y ataques que te obliguen a afilar las estrategias y hacer ser más sutil, delicado e instintivo, lee tu signo ascendente:
Cáncer: Identidad, cuerpo, personalidad.
Leo: Inconsciente, adicciones, comportamientos de autosabotaje.
Virgo: Amigos, alianzas, ambiciones.
Libra: Carrera, reputación, visibilidad.
Escorpio: Estudios, creencias, viajes.
Sagitario: Deudas, relaciones kármicas, bienes compartidos.
Capricornio: Relaciones románticas, intimidad, sexualidad.
Acuario: Salud, rutinas, colegas.
Piscis: Placer, creatividad, hijos.
Aries: Familia, casa, mundo interior.
Tauro: Comunicación, hermanos, interacciones cotidianas.
Géminis: Dinero, autoestima, posesiones.
Liz Greene. The Astrology of Fate. 1994.
Anais Nin. Una espía en la casa del amor.
Catching the Big Fish. David Lynch. 2006
Ibid.
Ibid.